jueves, 16 de diciembre de 2010

El planeta azul II

(Diciembre 16, 2010)

Una multitud de colores con un fondo negro abre el telón de la visión. Es la primera vez que, dentro de la auto-hipnosis que vengo practicando por años, el color negro no me da miedo. Al sentirse seguro, el negro desplaza a los otros colores y se queda reinando en mi mente.

Entonces el negro adopta la inmensa magnitud del universo y adquiere una contextura muy liviana, da la impresión que no tiene gravedad y algo como lucesitas, que no son estrellas, flotan despreocupadamente.

En mi tiempo presente, al iniciar la sesión, se me agudiza el dolor que siento en una muela desde hace tres días y que por negligencia no he ido a chequear con el odontólogo, parece que me está provocando una ligera infección porque tengo una pequeña bolita en un lado de la garganta; también se me intensifica un dolor ligero en el brazo derecho; y, en las sienes, unas punzaditas. Pero donde más siento cambios, es en la parte sexual. Bueno, esto no es nuevo, siempre me sucede cuando hago las sesiones, ¿será un mayor fluir de adrenalina? Quiero dejar constancia que no hago las sesiones por placer, sino por evolución.

Volviendo a la visión... en el segundo repaso por las imágenes, al color negro lo veo en las faldas de un volcán partido por la mitad, alzo la mirada y observo un panorama de muchas montañas o volcanes de color negro que luego de un momento se transforman en color tierra. A un costado de la imagen, algo que podría ser una cascada; me acerco y no es una cascada, es una caída de agua, sin agua, y la estructura es metálica, ¿es una represa abandonada? Pero allí hubo agua, lo sé porque el polvo pegado a lo largo de esa represa tiene la contextura de aquello.

En el tercer recorrido, ya no veo la represa, y en las faldas de los volcanes hay unas brasas rojas, similar a la forma y color del carbón cuando se está encendiendo. De pronto, eso estalla y el color rojo irrumpe como una explosión.

En el cuarto recorrido, una mujer toda roja y un hombre, todo rojo, con forma de Centauro, están en el acto sexual. Bueno, son muy fuertes estas imágenes, así que mejor no las describo, mejor las dejo para alguna novela erótica si es que algún día la escribo.

Estas imágenes persisten en el quinto recorrido mental, y al finalizar se tornan obscuras formando un túnel que desemboca en el planeta azul. (Ver el planeta azul aquí mismo escrito sí se quiere saber un poco más sobre ello).

En el sexto recorrido, la mujer que conserva el rojo solo en su interior (por fuera, viste de color blanco, muy elegante) pone los pies en una escalera mecánica que en forma serpenteante sigue el recorrido de la ruta trazada por la ciudad del Planeta Azul. Sus ojos están fijos en la limpieza del entorno, todo es mecánico, ni una brizna de polvo, ni un papel en el suelo y tampoco personas que observar. Eso incrementa el frío y la soledad que allí se respira.

La escalera serpenteante llega hasta un edificio color metálico y vidrios brillantes. El edificio en su perímetro tiene la estructura para que la escalera llegue a cada uno de sus pisos. La mujer llega a uno de los últimos pisos y la puerta se abre automáticamente apenas la escalera para. Ingresa... Una recepcionista con cara de robot, la saluda. Se anuncia y espera unos minutos, en los cuales su mirada recorre la estancia. Es realmente amplia, muy fría y las plantas son naturales y sumamente hermosas.

La recepcionista le dice que puede pasar. Un ejecutivo muy joven y atractivo le señala amablemente la silla al frente de su escritorio. No la mira y ella no lee el contrato que está firmando, se lo entrega, estira su mano. Y hay un choque. La mano de él está helada y la de ella tiene la calentura de su interior... Entonces el apretón se vuelve eternidad.


Bien, amigos hay muchos elementos que puedo interpretar de esta visión, pero no lo voy a hacer uno por uno, sólo quiero rescatar tres: el negro es el miedo, el rojo es la pasión y el azul (el dinero). ¿Por qué se siente tan frío el Planeta Azul? Por la creencia de que el dinero, o un exceso del mismo, provoca soledad. Esta creencia en cierta forma es real porque si analizamos la totalidad de seres viviendo en la Tierra, es una minúscula cantidad de personas las que tienen muchos recursos, entonces ¿qué pasa cuando formamos o queremos formar parte de un mundo donde sé es tan poco en relación con el entorno?

Recuerden amigos, mi libro "Stella, la vida después de la muerte" está a disposición del público en el link http://amzn.to/dlvMbo. Esta obra recoge las experiencias evolutivas que tuve durante todo el año 2006. Hasta la próxima semana.






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