lunes, 17 de enero de 2011

La ira que enferma

(16/01/11)

Llegué a casa de mis padres como a las 14H00 (2:00 p.m.), después de estar desde las diez en la piscina con mi hijo David y mis dos nietos, Noelia y Carlitos. A pesar de no haber nadado, estoy exhausta y llegué al hogar de mis padres con la esperanza de hallar a mi hija Andrea y entregarle a los niños... no la encontré. Por suerte los niños están tranquilos, debe ser por toda la energìa que gastaron en el piscina, así que les preparo otro biberón, voy al segundo piso por un baño, no sin antes revisar hasta el último cajón de closets y roperos de mis padres en busca de $0.15 para un cigarrillo, pero no encuentro. !Maldita sea por qué no me fijé antes de salir de casa que no tenía un centavo en la cartera!

Cuando me acuesto en la cama de mi segundo hijo. Andy, siento que me hace falta algo. Cierro los ojos y procedo a una regresión.

Como me ha sucedido en el último mes, en las sesiones no veo sino colores, pero esos colores ya no despiertan en mi sensaciones muy graves. Digamos el negro, que me provocaba miedo, al punto de paralizarme. Aunque el rojo sigue calentando mi cuerpo más de lo normal. En todo caso, la regresión que antecedió a la que voy a describir, me pareció hasta aburrida y eso me llevó a pensar que quizás ya no había mucho que aclarar en mí. Pero estaba equivocada.

Estoy en la sesión y los colores no me dicen nada, pero de a poco comienzo a experimentar una terrible sensación de insatisfacción (¿por eso habré querido el cigarillo?), esa insatisfacción en la tercera o cuarta revisión de las imágenes que estoy teniendo en mi mente, o mejor dicho de los colores: colage de rojo, negro, blanco, azul. turquesa, se transforma en ira. Es una rabia sin límites, siento mucho, pero muchísimo coraje, siento que quisiera hacer estallar el mundo, destruir todo lo que se encuentra a mi paso, no dejar nada de pie (como los niños cuando llegan a mi casa y quieren destruir todo lo que hallan, y yo tengo que estar atrás de ellos alzando todo lo que es rompible o corrigiéndoles para que no hagan destrozos y a veces amenazarlos que los llevaré con su mamá y no habrá piscina ni parque para que sobre todo Carlitos se quede quieto).
Esa ira perdura hasta la novena revisión, pero a estas alturas mi inconsciente me ha informado que la instatisfacción y la ira son las causas de enfermedades, como la que afectaba a mamá ayer (dolor de estómago, naúseas, debilidad, angustia).

Decido retornar a tiempo presente aunque la ira no se ha ido completamente pero ya siento que la energía contenida en esos dos sentimientos ha comenzado a remitir. Sé que está remitiendo porque comienzo a experimentar deseo sexual, eso es una señal para mí.

Bueno, aparte del análisis arriba expuesto debo complementar que el haber hecho la regresión en la casa de mis padres y no en la mía, me permitió enlazarme con otro tipo de energías que posiblemente no hay en casa, pero que todavía subsisten dentro de mi inconsciente y que se activan cuando encuentra sus pares.

Bien, amigos, debo pedir disculpas porque un mes no he escrito en este blog. Puedo decir que estuve muy ocupada con todo lo de navidad y fin de año, pero son excusas, realmente me faltó compromiso con el blog, y por eso pido las dispensas del caso. Procuraré no volver a hacer esto.

En tanto, no olviden que en Amazon está mi primer libro sobre evolución humana a través de regresiones su título es "Stella, la vida después de la muerte", espero que me lean y me ayuden a catapultarme como escritora... Un beso.