martes, 11 de julio de 2017

UN MOMENTO, AUN NO ABANDONES TU SUEÑO

(11/07/17)
Eran las diez de la noche de ayer y me aprestaba como todas las noches a dormir.  Mi último hijo me despierta a las cinco y media de la mañana, no me queda de otra que dormir temprano. Minutos antes, habíamos estado mi hijo y yo viendo tv, como casi todas las noches, mientras veía los programas reality aproveché para masajear mis hombros y liberar tensiones de un agitado día, sólo alcancé a masajear un hombro porque mi hijo vino desde mi cuarto trayendo la crema para que le diera un masaje en los pies.
Retomando el momento en que me aprestaba a dormir, acostada en mi cama masajeé el hombro que faltaba y me sentí bastante relajada por lo que pensé me dormiría de inmediato.  Lo estaba logrando cuando unas imágenes en mi mente me perturbaron un poco.  Se trataba de una imagen parecida a la nave de la película "Alien, el octavo pasajero".  La imagen me provocó un fuerte dolor en el brazo izquierdo que no me preocupó mucho porque he escuchado que en el brazo derecho, el dolor puede ser el inicio de un paro cardíaco.  Luego un ligero dolor en le corazón tampoco me preocupó porque atribuí a gases, ya que momentos antes había ingerido un vaso de agua. Luego el dolor pasó al brazo derecho y los masajes debieron haberme relajado mucho porque tampoco me preocupó mucho.
A las cinco y media, escuché los golpes a mi puerta, que daba mi hijo para despertarme. Le pedí unos minutos para levantarme a prepararle el desayuno.  Más que pereza el motivo para no saltar de inmediato de la cama, fue el fugaz recuerdo del sueño que debí estar teniendo, cuando mi hijo me llamaba a despertar.
En el sueño, mejor dicho en lo que debió ser el fin del sueño, me veo haciendo la fila en lo que debe ser un aeropuerto, hay un joven cabeza rapada que me está comprando el ticket de avión.  Me pide un documento de identificación y yo saco de mi cartera mi cédula de identidad, pero curiosamente ésta está rota. El joven dice que así no me venderán el boleto.  Le digo que insista ya que en ese documento se puede ver mi foto y el número de la cédula.  El voltea y yo despierto.
Y mientras me estoy levantando de la cama relaciono ese sueño a los muchos sueños parecidos que tuve hace unos veinte años.
Hago el batido de guineo, mi hijo lo bebe.  Diez minutos más tarde le sirvo una tostada con huevo frito y café negro. ¿Verdad que es un buen desayuno? Creo que sí para cualquiera. No sé por qué mi hijo me dice siempre que lo mato de hambre. Bueno, le doy un beso y se va.
hoy es martes y no me toca hacer ejercicios que los hago pasando un día, así que me dirijo de nuevo a la  cama.  Pero antes de acostarme sé porque he regresado a la cama.
Hace veinte años cuando tenía sueños recurrentes me interesé por el significado de los sueños.  Sé lo que significa un avión. Estar en un avión significa que un proyecto en que te hallas fracasará.  Al estar yo en el sueño gestionando la compra de un pasaje de avión en el aeropuerto era una señal de mi subconsciente para que me pusiera alerta sobre la posibilidad de estar querido abandonar una meta.
Efectivamente, de un tiempo para acá he venido notando que las condiciones que esperaba se dieran para alcanzar una meta que me he propuesto alcanzar en unos seis años, no se están dando, por lo que cada vez veo más cercana la idea de abandonar ese sueño.
Debe ser muy grande mi decepción que ya quiero abandonar la meta propuesta.  Pero esa meta no es cualquier cosa, no señor, es casi un ideal que consciente e inconscientemente he anhelado desde mi niñez.  Pero ahora entiendo que no es solo un anhelo, es casi sobrevivencia, por eso la alerta enviada desde mi subconsciente a través del sueño.
Es por eso que he regresado a la cama.  He regresado para hacer una sesión de aclaramiento.  Quiero encontrar el origen, la circunstancia similar que algún día pude haber tenido y que quedó grabado en mi subconsciente en forma de patrón.
Al proceder a la sesión me pregunto, ¿cuando fue la primera vez en toda mi existencia que viví una situación similar a ésta? Y desde las profundidades de la mente emerge la imagen de la nave que ví justo anoche antes de dormirme. La imagen de la nave vino acompañada con el dolor del brazo izquierdo, luego corazón y después del brazo derecho.
Como anoche, no hago caso al dolor, tampoco es fuerte sino ligero y en mi mente me adentro al escenario oscuro con ribetes azules-negruzcos donde está la nave. Es de color negro metálico brillante está encallado en una especie de roca, igualmente de color negro metálico brillante.  Ambas cosas son parecidas, lo único que los diferencia es la materia que los conforma, la una es metal la otra piedra.
Ese escenario rocoso oscuro azulado se mantiene por cinco repeticiones de la imagen que hago para detectar más detalles y sobretodo comprender su significado.
Al quinto repaso, una ráfaga de color blanco borra casi de golpe toda la oscuridad y a la nave y a las rocas.
Generalmente, en mis sesiones cuando ha llegado el color blanco, que significa paz, cierro la sesión y retorno a tiempo presente.  Pero esta vez, no.
Voy a un sexto repaso en la que obligo al color blanco penetrar lentamente por el túnel que conduce al escenario de las rocas y la nave.  Así el escenario va cambiando de tonalidad y el blanco va borrando la oscuridad y a las rocas, pero no a la nave.
La nave sale lentamente por el túnel aclarado por el blanco e ingresa a un enorme espacio blanco donde hay otros objetos, muy pocos y también claros, por lo que en el séptimo repaso obligo a la nave a ir cambiando de tonalidad, primero es gris que no compagina muy bien con el blanco y luego llega a ser dorado.  Ese color me satisface.
Y yo retorno a tiempo presente.
Mañana escribiré algunas cosas importantes sobre este capítulo...