martes, 27 de febrero de 2018

viernes, 3 de noviembre de 2017

ADIOS SOLEDAD ADIOS

(27-05-17 02-11-17)
Es media noche y de pronto me he levantado inusitadamente de un sueño no muy profundo.  Como este episodio lo estoy escribiendo cinco meses después que sucedió, presumo que al momento de dormirme, lo habré hecho con cierta preocupación.  Y el motivo de esta intranquilidad es la soledad.

Mi tercer y último hijo me ha venido diciendo casi desde principio de este año que quiere dejar la casa de Valle Alto, hogar en el cual los dos hemos habitado desde el 2009.  Me pedía uno de los  dos departamentos del segundo piso de la casa de Sauces dos, algo que no se lo podía dar, puesto que el alquiler de toda la casa, representa los ingresos de nuestro presupuesto.

Mes tras mes, me insistía para que le diera el departamento.

Finalmente, en septiembre, él me anuncia que el próximo mes se irá a vivir con sus abuelos, mis padres.

Fue así como el desasosiego por la soledad comenzó a rondar perennemente en mi cabeza.

En primer lugar, pensaba ¿cómo iba a poder dormir sin nadie en la casa?

Dormir sola en una casa nunca ha sido mi fuerte, creo que en los 53 años de vida que tengo, he dormida en forma solitaria un par de ocasiones, y las veces que lo he hecho, ha sido en un hotel, cuando por la profesión de periodista tenía que viajar fuera o dentro del país.

Llegó septiembre y a mediados del mes, David se marchó por la tarde, llevándose sus pertenencias: una cama, un televisor, su ventilador, su ropa, sus zapatos y por supuesto sus libros de Derecho, carrera que recién empezó el tercer semestre.  Yo le ayudaba a poner todo en la camioneta de Leandro, un vecino que apenas le cobró $5,00 por el traslado. Se lo veía contento, como sí se estuviera sacando un peso de encima.  De mi parte, paradójicamente, también sentí cierto alivio al verlo marcharse.

Llegó la noche y pude comprobar que a veces la expectativa es peor que la realidad.  Ya más o menos sabía el cocktail que me ponía a dormir, cuando el insomnio estaba asomando sus garras.  En primer lugar un cigarrillo.  Sí esto fallaba, un vaso de leche.  Sí esto fallaba, oraciones y más oraciones.  Sí esto fallaba masajes en hombros y manos.  Sí esto fallaba, levantarme, prender la luz, coger pluma y papel y escribir soluciones a las preocupaciones que rondaban la cabeza.

Por lo general casi siempre llegaba al paso del vaso de la leche para dormirme hasta el día siguiente.  Pero en una ocasión sí llegué al paso de la pluma y el papel.  Y eso me permitió ponerme a presupuestar unos ingresos que estaba esperando para pagar unas pocas deudas que aún tengo.  El resultado final fue que sí me quedaría dinero a favor.  Me dormí tranquila.

Para mediados de septiembre estaba poniendo en OLX el anuncio de renta de la casa en Valle Alto.  había decidido mudarme también a la casa de mis padres.

Para tal resolución pesó la decisión de mi hija de irse a EE.UU., donde le esperaba su hijo de 9 años que había ido a ese país llevado por su padre hace cinco años.  En esos cinco años, Jeff había ideado y buscado todos los planes posibles e imposibles para convencer a mi hija de que viajara a juntarse con ellos.  Pero, mi hija no podía irse así por así.  En primer lugar porque tenía una hija de cuatro años, de cuyo padre se había separado hace dos años.  En los dos años que estuvo separada, ella y sus dos hijas vivieron primero conmigo y después con mis padres.  Conmigo solo vivió unos meses y con mis padres residió el resto del tiempo.  En ese lapso tuvo cuatro trabajos, de dos renunció voluntariamente y de dos le pidieron la renuncia,  en la última empresa, apenas ganaba el sueldo básico ($360,00) por lo que el mes, ella finalizaba más con deudas que con ahorros.  Así las cosas no había un futuro prometedor para ella y creo que viajar fue la mejor determinación.

Cuando ella me pidió que me quedara con Nohelia (una de sus hijas), ya que Luci quedaría a cargo de su padre, pensamos que lo mejor sería que me mudara a casa de mis padres.  hablé con mi padre y él a regañadientes aceptó.  Mi padre no estaba gustoso de que yo me viniera a vivir en su casa ni siquiera con la promesa de que lo ayudaría con mi madre que cada vez más pierde sus facultades mentales y de paso hace tan poco movimiento físico que, hacer sus necesidades fisiológicas es una tortura.

Con el anuncio del alquiler me llamaron tres prospectos, uno de ellos, de nacionalidad argentina, con quién finalmente firmé contrato el 7 de octubre.  Ellos se mudarían a fines de octubre por lo que me quedé en Valle Alto unos días más, hasta que el 13 de octubre.

Era domingo y el carro de las mudanzas llegó puntual a las 10H00, poner todo en el camión nos tomó una hora y para el medio día arribamos al centro de la ciudad, luego nos dirigimos a Sauces 9.  Allí en el patio mi padre había improvisado su dormitorio y más tarde el comedor de la familia, estaba techado y bastante confortable.

A nuestro arribo a la mesa estaban mi padre, mi hija y mi nieta Noe, en el piso de arriba estaba mi hijo.  Saludé en voz alta y me dirigí brevemente a mi padre a besarlo en la frente y decirle que ya había traído mis cosas.  Se encogió de brazos.  Mi hija y nieta no se levantaron a saludarme.

Fui hasta el portón, abrí de par en par la puerta y ordené al conductor que entrara de retro, no se pudo, por lo que el descargue se hizo con el camión afuera de la casa.  Dos hombres, uno gordo y otro flaco comenzaron a cargar los enseres.  El descargue fue mucho más complicado y demorado porque había que llevar todo a un segundo piso y colocar todas las cosas en un solo cuarto.  Una vez concluida la tarea me quedé asombrada de la habilidad de la gente de mudanzas para haber transportado y arreglado mis enseres sin romper ni una taza, por lo que gustosa pagué los $90.00 de tarifa.

Cuando me aprestaba a descansar mi nieta me abrazó y mi hija empezó un diálogo que ya ni lo recuerdo, más tarde mi hijo salió de uno de los tres cuartos del segundo piso y medio me saludó.  Así concluyó ese día conmigo durmiendo con mi nieta, puesto que mi hija se fue a pasar la noche con una amiga, a fin de dejarme la cama, eso desafortunadamente no se repitió al día siguiente, puesto que tuve que dormir en el piso del cuarto que servía de bodega para mis cosas y como había demasiado polvo en el ese cuarto, a la noche siguiente dormí en un sleeping bag en el cuarto de mi hija y nieta.

Ya para entonces llegó el día 17 de octubre, fecha de partida a USA por parte de Nea.  Desde temprano comenzamos a hacer cosas de último y para el medio día estábamos Nea, Noe y Luci en el aeropuerto.  Se nos juntó un amigo y luego una amiga de Nea.  El amigo tuvo que retirarse primero.

Cuando mi hija puso sus pies en Migración, el corazón se me encogió.  Y las lágrimas no las pude detener cuando Luci se echó a llorar al abrazar a su madre.  Fue Noe quién la tomó de la mano y le dijo vamos a dar de comer a los peces para que la bebe dejara de llorar y soltara a su mamá.

Los días que siguieron la pena por la partida de mi hija y su separación de Luci fueron reemplazados por la impotencia y el desaliento ante el maltrato de mi padre.  No me dí cuenta de cómo comenzó o que comenzaban las constantes discusiones que varias al día empecé a tener con mi padre.  Por supuesto que como hija, y como parte más débil en una relación padre-hija, casi siempre esas discusiones y reclamos de su parte, terminaban con insultos hacia mi y hacia mi madre.

No me percaté de como en los pocos días de mi estadía en esta casa la relación se había deteriorado tanto que mi hijo fue el que llamó mi atención sobre el tema.

-David: Oye mamita, porque mejor no te vas a la suite que van a desocupar el próximo mes.
-Yo: Si, eso ya había pensado, pero ¿por qué me lo dices?
-David: Porque mi abuelo desde que llegaste está con un carácter insoportable y por todo te insulta a tí y a la abuela.
-Yo: Ay, hijo, tu abuelo siempre ha sido así.  Me vas a decir a mí que viví toda mi infancia y parte de mi adolescencia con él.
-David: No, mamá, él no es así.  Antes de que tú llegaras me llamaba y me decía sírvete lo que quieras.  Ahora, hasta me está mezquinando la comida y refunfuñando cuando me ve.
-Yo: Te digo que siempre ha sido así.
-David:  Y yo te digo que de lo que he visto en más de un mes que estoy aquí no ha sido así.

Entonces comencé a poner atención.  Y escuché y ví cosas interesantes.

Escuchaba por ejemplo que a toda persona que llegaba a la casa comenzaba a decirle en voz alta como para que todos escucharan, que yo había ido a tragar gratis, a coger todas sus cosas, a ser mantenida y que no ayudaba en los quehaceres domésticos.  Se lo escuché decir a mi sobrina y a su esposo, quienes desde hace dos meses más o menos vienen todas las tardes a comer a la casa de mis padres, aprovechando que les gusta la sazón de la empleada.  Y ellos no contribuyen económicamente a diferencia de mi que puse $150.00 para ayudar con los gastos de la empleada.

Quejarse sobre el mismo tema con mi hermana, que llegaba de visita después de casi seis meses de ausencia, resultó trágico y bochornoso.  Yo estaba bajando la escalera y alcanzo a escuchar a mi hermana que le decía a mi padre.

-Hermana: Ya pues, papá, no se amargue, no se amargue
-Padre: Y, ¿qué quieres? que me ponga a bailar de alegría (Y toma a mi sobrina de la mano haciendo simulacro de estar bailando)
Yo: ¿qué pasa?
Hermana: (hablando despacio) Que dice que tú haz venido a tragar gratis (yo miro a mi padre que se hace el loco)
Padre: (dirigiéndose a mi hermana) ¿Qué haz venido otra vez a insultarme como la otra vez?
Hermana: La otra vez? ¿Qué le dije?
Padre: Me insultaste pues me insultaste o no te acuerdas? (gritando)
Hermana: Pero, ¿qué le dije? (alzando un poco la voz)
Padre: A mí no me vengas a gritar o te largas de mi casa
Hermana: Me largo pues
Padre: Sí lárgate infeliz, desgraciada, mal parida
Hermana: Váyase a la mierda (salió, seguida de su hija, dando un portazo)

Desde entonces el ingreso de mi hermana  a la casa de mis padres, está bloqueado.  Igualmente está prohibida la visita de mi hermano menor.  Yo no estuve presente, pero mi padre y Lucho habrían mantenido una discusión similar a la narrada.  El motivo? El reclamo de mi padre por las pocas visitas de mi hermano a mi madre.

Bueno, esto fue lo que pude escuchar.  Ahora lo que he visto.

He visto un cierto coqueteo por parte de la empleada hacia mi padre.  Y un inusitado interés de mi padre por Thiago, el hijo de Mari.  Hasta chiste me causó la tarde que ví a papá con Thiago en las piernas, cantándole con tanto cariño.  Cierto que el pequeño es bien gracioso, pero mi padre nunca ha sido muy cariñoso con los niños de color de piel un poco oscura, aunque fueran sus nietos.  ¿Cómo así ahora?  Yo creo que algo tiene que ver la lactancia que la empleada le da delante de todos al pequeño.  Creo que mostrar el seno o parte de él, no es casualidad y que Mari lo hace deliberadamente porque se justifica que dé de lactar de pronto al bebe en la mesa del comedor para que no moleste cuando todos estamos comiendo, pero ¿cómo se justifica que mi papá esté frente a la TV, cambiando los canales y ella esté en el mismo sitio, sentada en la mesa dando de lactar, cuando la casa es grande y lo podría hacer en cualquier otra parte donde tuviera algo de privacidad, y estando los dos solos?

Sobre el tema tuve una conversación con mi hijo:
-Yo: Creo que mi padre como mi madre tienen todo el derecho de ser felices.  Hasta vería con buenos ojos que mi padre se pudiera juntar o casarse con otra mujer, pero primero debe divorciarse de mi madre, dividir los bienes a la mitad y dejar que ella escoja qué hacer con su vida.  No pude ser que  hoy más que nunca le falte el respeto tratándola como un trapo viejo, insultándola, teniéndole asco porque ella se hace la popó en la ropa, no dándole su lugar solo porque a él le está gustando otra mujer.
-David: mmmm

El haberme percatado de estas situaciones es que me hace pensar que de pronto mi presencia en esta casa le estorba a mi padre.  Y cansada de tanta discusión decidí que para el 15 de noviembre me mudaré a la suite de Sauces dos, llevándome a Noe.

Sé que la compañía de Noe sólo durará como mucho un año, tiempo en el cual esperamos -Nea y yo- que ella  domine el idioma ingles para que también viaje a EE.UU, a juntarse con su madre y hermano.

Después de ese tiempo, Dios dirá... pero de los elementos que hay en el presente, puedo vislumbrar que es posible que me quede a habitar sola en la suite de Sauces dos. 

A fin de ir construyendo un escenario más satisfactorio y completo para mí en ese tiempo, hace unos días le escribí a George.
-Yo: Sí yo viviera sola, ¿usted viviría conmigo?
-George: (después de dos horas) Si
-Yo: Pero tiempo completo o nada más que visitas de vez en cuando ¿porque de lejitos es más bonito?
-Geroge (después de tres horas) Mejor es que sigamos probando
-Yo: Esta bien.  Seguiremos probando pero en su casa no en la suite donde voy a vivir sola porque no se caga donde se come y a mi los alquileres me dan de comer y no voy a desprestigiarme por andar probando.
-George: Que boquita

Parece que no puedo esperar mucho de  George.  En siete años de relación, George ha sido muy claro en no querer un compromiso serio.  Teniendo 39 años de edad, él aspira tener un hijo, pero nada hace por buscar una mujer con quien procrear.   Debido a su actitud, tampoco yo me he enamorado profundamente de él, me gusta, aunque me es difícil dejarlo sobre todo si lo tengo a él rogándome todo el tiempo. Su respuesta me hace pensar con seriedad lo que me dijo Nacho, un terapeuta amigo, sobre el manejo de mi vida.
-Nacho: Tu vida es como tu mano, cada dedo es una área de tu vida.  Tienes 5 dedos son 5 áreas que debes atender para tener una vida plena: mujer, madre, trabajadora, hija y amiga.

!Vaya en estos momentos la única área atendida es la de madre e hija!  La de mujer la atiendo nada más que de vez en cuando.  Podría ser más completa porque George siempre está dispuesto para el sexo pero no me interesa una relación tan de puertas adentro.  Además de un amante, me gustaría tener un compañero, un amigo, alguien con quién sostener largas charlas sobre la vida, sobre la muerte, sobre Dios, etc.  A veces estas charlas las tengo con mi hijo, pero no es igual. El siempre será el hijo y yo la madre, fuera de él, no hay ninguna persona adulta con quien sostener un diálogo interesante por lo que la soledad a veces se asoma.











martes, 11 de julio de 2017

UN MOMENTO, AUN NO ABANDONES TU SUEÑO

(11/07/17)
Eran las diez de la noche de ayer y me aprestaba como todas las noches a dormir.  Mi último hijo me despierta a las cinco y media de la mañana, no me queda de otra que dormir temprano. Minutos antes, habíamos estado mi hijo y yo viendo tv, como casi todas las noches, mientras veía los programas reality aproveché para masajear mis hombros y liberar tensiones de un agitado día, sólo alcancé a masajear un hombro porque mi hijo vino desde mi cuarto trayendo la crema para que le diera un masaje en los pies.
Retomando el momento en que me aprestaba a dormir, acostada en mi cama masajeé el hombro que faltaba y me sentí bastante relajada por lo que pensé me dormiría de inmediato.  Lo estaba logrando cuando unas imágenes en mi mente me perturbaron un poco.  Se trataba de una imagen parecida a la nave de la película "Alien, el octavo pasajero".  La imagen me provocó un fuerte dolor en el brazo izquierdo que no me preocupó mucho porque he escuchado que en el brazo derecho, el dolor puede ser el inicio de un paro cardíaco.  Luego un ligero dolor en le corazón tampoco me preocupó porque atribuí a gases, ya que momentos antes había ingerido un vaso de agua. Luego el dolor pasó al brazo derecho y los masajes debieron haberme relajado mucho porque tampoco me preocupó mucho.
A las cinco y media, escuché los golpes a mi puerta, que daba mi hijo para despertarme. Le pedí unos minutos para levantarme a prepararle el desayuno.  Más que pereza el motivo para no saltar de inmediato de la cama, fue el fugaz recuerdo del sueño que debí estar teniendo, cuando mi hijo me llamaba a despertar.
En el sueño, mejor dicho en lo que debió ser el fin del sueño, me veo haciendo la fila en lo que debe ser un aeropuerto, hay un joven cabeza rapada que me está comprando el ticket de avión.  Me pide un documento de identificación y yo saco de mi cartera mi cédula de identidad, pero curiosamente ésta está rota. El joven dice que así no me venderán el boleto.  Le digo que insista ya que en ese documento se puede ver mi foto y el número de la cédula.  El voltea y yo despierto.
Y mientras me estoy levantando de la cama relaciono ese sueño a los muchos sueños parecidos que tuve hace unos veinte años.
Hago el batido de guineo, mi hijo lo bebe.  Diez minutos más tarde le sirvo una tostada con huevo frito y café negro. ¿Verdad que es un buen desayuno? Creo que sí para cualquiera. No sé por qué mi hijo me dice siempre que lo mato de hambre. Bueno, le doy un beso y se va.
hoy es martes y no me toca hacer ejercicios que los hago pasando un día, así que me dirijo de nuevo a la  cama.  Pero antes de acostarme sé porque he regresado a la cama.
Hace veinte años cuando tenía sueños recurrentes me interesé por el significado de los sueños.  Sé lo que significa un avión. Estar en un avión significa que un proyecto en que te hallas fracasará.  Al estar yo en el sueño gestionando la compra de un pasaje de avión en el aeropuerto era una señal de mi subconsciente para que me pusiera alerta sobre la posibilidad de estar querido abandonar una meta.
Efectivamente, de un tiempo para acá he venido notando que las condiciones que esperaba se dieran para alcanzar una meta que me he propuesto alcanzar en unos seis años, no se están dando, por lo que cada vez veo más cercana la idea de abandonar ese sueño.
Debe ser muy grande mi decepción que ya quiero abandonar la meta propuesta.  Pero esa meta no es cualquier cosa, no señor, es casi un ideal que consciente e inconscientemente he anhelado desde mi niñez.  Pero ahora entiendo que no es solo un anhelo, es casi sobrevivencia, por eso la alerta enviada desde mi subconsciente a través del sueño.
Es por eso que he regresado a la cama.  He regresado para hacer una sesión de aclaramiento.  Quiero encontrar el origen, la circunstancia similar que algún día pude haber tenido y que quedó grabado en mi subconsciente en forma de patrón.
Al proceder a la sesión me pregunto, ¿cuando fue la primera vez en toda mi existencia que viví una situación similar a ésta? Y desde las profundidades de la mente emerge la imagen de la nave que ví justo anoche antes de dormirme. La imagen de la nave vino acompañada con el dolor del brazo izquierdo, luego corazón y después del brazo derecho.
Como anoche, no hago caso al dolor, tampoco es fuerte sino ligero y en mi mente me adentro al escenario oscuro con ribetes azules-negruzcos donde está la nave. Es de color negro metálico brillante está encallado en una especie de roca, igualmente de color negro metálico brillante.  Ambas cosas son parecidas, lo único que los diferencia es la materia que los conforma, la una es metal la otra piedra.
Ese escenario rocoso oscuro azulado se mantiene por cinco repeticiones de la imagen que hago para detectar más detalles y sobretodo comprender su significado.
Al quinto repaso, una ráfaga de color blanco borra casi de golpe toda la oscuridad y a la nave y a las rocas.
Generalmente, en mis sesiones cuando ha llegado el color blanco, que significa paz, cierro la sesión y retorno a tiempo presente.  Pero esta vez, no.
Voy a un sexto repaso en la que obligo al color blanco penetrar lentamente por el túnel que conduce al escenario de las rocas y la nave.  Así el escenario va cambiando de tonalidad y el blanco va borrando la oscuridad y a las rocas, pero no a la nave.
La nave sale lentamente por el túnel aclarado por el blanco e ingresa a un enorme espacio blanco donde hay otros objetos, muy pocos y también claros, por lo que en el séptimo repaso obligo a la nave a ir cambiando de tonalidad, primero es gris que no compagina muy bien con el blanco y luego llega a ser dorado.  Ese color me satisface.
Y yo retorno a tiempo presente.
Mañana escribiré algunas cosas importantes sobre este capítulo...




viernes, 23 de junio de 2017

Lanzamiento libro

"Vivimos una y otra vez... nunca dejamos de existir"
Llegó el día!!!
Hoy, gracias a Dios, es el lanzamiento mundial de mi segundo libro “Vivimos una y otra vez…. Nunca dejamos de existir”, obra que me tomó casi 7 años publicar porque todo lo que contiene el libro son vivencias reales.
Te invito a que lo disfrutes y para ello te doy el link de Amazon, a fin de que puedas gratuitamente, leer un avance del mismo.
Un beso,
Victoria


lunes, 10 de abril de 2017

EL CHINO

10/04/17
Hay mucha incertidumbre, tanto dentro como fuera de mi entorno.  Externamente, los dos candidatos que disputaron hace 15 días la presidencia s dan como vencedores y las calles de algunas ciudades del Ecuador se han llenado de protestantes que quieren "incendiar" la capital. Internamente ya tengo casi tres meses luchando entre el sí o no de entrar en un proyecto agrícola  que apuesta ser muy lucrativo, sin dudad es una oportunidad para dar uso a las tres hectáreas de tierra que estoy pagando mes a mes, pero me detiene el miedo de fracasar y ese miedo hace que mis recursos sean tan escasos que si hoy daría los $50.00 separando el cupo de participación, pondría en aprietos la alimentación de esta semana de mi hijo y nieta,

Pese a este escenario, igual tuve un fin de semana movido. El sábado presidí la reunión mensual de la asociación de campesinos, ente en el cual las cosas tampoco van muy bien que digamos, pero parece estarse arreglando.  Ese mismo día, fui a la finca a ver como estaba la cosecha de maíz, pude constatar lo que ya me había dicho el abogado de la asociación, de que los robos se están dando en el lugar casi a la luz del día, de hecho a mi me habían robado una buena cantidad de choclos, lo mismo que a Antonio A. y eso que el tiene seguridad en sus diez hectáreas.

El domingo descansé todo el día, viendo la televisión.  Por la noche llegó mi hija con una de mis nietas para que pase el fin de semana.  Ella y mi hijo se sumaron a la holgazanería mía y vimos tv hasta las once de la noche.  Cuando me fui a dormir muchas imágenes de las películas que había visto desfilaban por mi cabeza.  Y como ya es  costumbre, tuve que darme masajes en hombros y manos para poder dormir.

Hoy me levanté a las 06H20, comí medio guineo y tomé la medicina para el estómago para combatir una indigestión que tuve el fin de semana pasado, por suerte ya mismo concluye el tratamiento.

Como hay tiempo hasta que el resto de la casa pida desayuno voy a hacer una sesión de aclaramiento.

repaso 1
¿Cuando viví una situación como ésta en toda mi existencia?
Se presenta ante mi mente el color negro y turquesa que ahora se han vuelto inseparables.  Esos dos tonos se asemejan a un escenario que se pueden ver en películas.

repaso 2, 3 y 4
Desde el segundo repaso comienza a flanquear el amarillo y el rojo y van desplazando al negro y azul. El rojo se impone y primero siento cierto placer erótico y luego mucho calor.  al color rojo antecedió la figura de un chino, en kimono que lanza una patada a otro chico, los dos están en el aire, y la patada arroja el color rojo.

repaso
5, 6, y 7
El escenario se vuelve a oscurecer pero tampoco mucho, tiene un color tierra cuando veo a un chino  que se desplaza corriendo con cautela por un pasadizo largo, al abrirse la imagen se ve una construcción enorme que tiene escalinatas, en ellas hay miles de chinos vestidos de negro, camisa, pantalón corto y boina, negros, ellos están de pie.  El chino que corría ahora lo hace en compañía de una mujer china también, ellos visten de blanco.

repaso 8
El escenario se vuelve más oscuro y ahora el negro y azul que al principio los veía por separados se han mezclado en un solo tono que parece metálico pero no tiene consistencia de masa sino de energía,una enorme energía y veo al chino en la punta de lo que podría ser una abismo, se  apresta a saltar.  Con unas volteretas se lanza al abismo. Enseguida aparece un tuvo largo blanco de espumafón del cual el chino se agarra.

La imagen se aclara totalmente hasta tornarse totalmente blanca... el color de la paz.

Decido regresar a tiempo presente.


lunes, 27 de marzo de 2017

ELIMINANDO PATRONES MENTALES

27/03/17

Después de un agitado fin de semana, hoy es lunes y ello me pone frente a frente con la realidad de mi vida. Como de costumbre me levanto a las 07h00 y junto conmigo amanece mi nieta que está pasando las vacaciones conmigo.  Despacio la dejo que siga durmiendo.  Igualmente hago escaso ruido para no despertar a mi hijo, que también está de vacaciones después de haber aprobado el primer semestre de su carrera de derecho.

Pero es temprano para mí, tomando en cuenta que no tengo ningún plan para el día de hoy.  Excepto ir a inspeccionar una casa que rento y hablar con un abogado por el asunto de una deuda que ya pagué al IESS en diciembre, pero aún sigue la orden judicial que interpuso el instituto de seguridad social para cobrarme unos aportes mios y me tiene bloqueado un dinero en dos de mis cuentas bancarias.  Estas tareas las realizaré en la tarde.

Para la mañana de hoy no tengo nada previsto, así que decido ir al otro cuarto a practicarme una sesión de aclaración.

repaso 1, 2 y 3
Veo el color rojo con amarillo.  Es la forma en como veo mi vida.  Con pasión, pero la alegría no me deja ver que no estoy manejando varios aspectos de mi vida con la suficiente responsabilidad.  Y que manejando así mi vida, desde que recuerdo, es la forma en como he perdido personas y cosas importantes para mi vida.

4, 5 y 6
El color rojo me da por fin imágenes.
Son varios soldados que tienen metralletas en las manos, están listos para disparar. Hay una barricada de alambre con púas que los separa de su objetivo.  Todos están acostados, aunque hay uno que otro soldado de pie.  Todos están atentos.
Su objetivo es una casa de caña gadúa, que no está asentada en el suelo sino que se sube a ella mediante una escalera.  la casa está flamante y es muy espaciosa, pero solo la veo desde afuera. No sé ve a nadie, creo que está vacía.
¿Por qué los soldados no disparan y acaban con ella?
La respuesta me vino al recordar las oraciones que todas las noches y en cada ocasión del día que puedo las hago, pidiendo a Dios que cuide mi cosecha de maíz que no tiene quien la cuide.  Y para que nadie me robe, rezo a Dios.
Entonces deduzco que quienes cuidan mi cosecha de maíz son los soldados de Dios.

5,6 y 7
Una vez cognitado en mi fe preservando uno de mis bienes, el color varía y se va oscureciendo.  El color rojo se convierte en café muy fuerte y una gama de otros oscuros lo acompañan.  De pronto la imagen del soldado me recuerda la presión que mi padre puso en mi mayor y éste nunca pudo levantar cabeza.  Entonces me viene la idea de que temo fracasar y al pensar en esto me recuerdo las dos veces que ha fracasado mi declaración  ante las denuncias de apropiación ilícita de tierras que yo y una veintena de socios de una asociación de campesinos que presido, afrontamos por parte de otra asociación campesino que pretende quitarnos nuestras tierras en las que llevamos asentados unos diez años, lo que incluso me sirvió para que el Estado me adjudique la propiedad de una hectárea de tierra. Sin embargo, no se puede desestimar una denuncia como ésta.  Por eso pienso que el abogado de la asociación que nos auspicia, de pronto, ha sido irresponsable con el manejo de mi causa y que debería buscar otros abogado porque no puedo confiar en un profesional que ha fallado dos veces.

8. 9, 10, 11 y 12
Al llegar a esta resolución los colores en mi mente comienzan a cambiar de nuevo y retornan al rojo pero más parecido al anaranjado, pero es rojo, no anaranjado. Y contemplando este color me doy cuenta que el mensaje de esta sesión, es una advertencia de que debo tener cuidado al manejar mis propiedades.
Pero más allá de esto, me percato que mi actuación de poca responsabilidad hasta este momento, ha respondido a un patrón mental.  Crecí viendo a mi madre soltando todo su poder a merced de la voluntad de mi padre.  Crecí viendo a mi padre no defendiendo sus propiedades.  Recuerdo que siendo niña, él heredó una porción de tierras y joyas de mi abuela.  Mi padre quien fue al sepelio de la abuela, escuchó malos comentarios de parte de sus hermanos y en represalia dejó todo botado.  Esto es, no reclamó su herencia y sus hermanos se repartieron ésta, como ellos quisieron.
Lamentablemente, esa no fue la única vez que vi a mi padre y a mi madre siendo poco responsables con sus propiedades.