lunes, 27 de marzo de 2017

ELIMINANDO PATRONES MENTALES

27/03/17

Después de un agitado fin de semana, hoy es lunes y ello me pone frente a frente con la realidad de mi vida. Como de costumbre me levanto a las 07h00 y junto conmigo amanece mi nieta que está pasando las vacaciones conmigo.  Despacio la dejo que siga durmiendo.  Igualmente hago escaso ruido para no despertar a mi hijo, que también está de vacaciones después de haber aprobado el primer semestre de su carrera de derecho.

Pero es temprano para mí, tomando en cuenta que no tengo ningún plan para el día de hoy.  Excepto ir a inspeccionar una casa que rento y hablar con un abogado por el asunto de una deuda que ya pagué al IESS en diciembre, pero aún sigue la orden judicial que interpuso el instituto de seguridad social para cobrarme unos aportes mios y me tiene bloqueado un dinero en dos de mis cuentas bancarias.  Estas tareas las realizaré en la tarde.

Para la mañana de hoy no tengo nada previsto, así que decido ir al otro cuarto a practicarme una sesión de aclaración.

repaso 1, 2 y 3
Veo el color rojo con amarillo.  Es la forma en como veo mi vida.  Con pasión, pero la alegría no me deja ver que no estoy manejando varios aspectos de mi vida con la suficiente responsabilidad.  Y que manejando así mi vida, desde que recuerdo, es la forma en como he perdido personas y cosas importantes para mi vida.

4, 5 y 6
El color rojo me da por fin imágenes.
Son varios soldados que tienen metralletas en las manos, están listos para disparar. Hay una barricada de alambre con púas que los separa de su objetivo.  Todos están acostados, aunque hay uno que otro soldado de pie.  Todos están atentos.
Su objetivo es una casa de caña gadúa, que no está asentada en el suelo sino que se sube a ella mediante una escalera.  la casa está flamante y es muy espaciosa, pero solo la veo desde afuera. No sé ve a nadie, creo que está vacía.
¿Por qué los soldados no disparan y acaban con ella?
La respuesta me vino al recordar las oraciones que todas las noches y en cada ocasión del día que puedo las hago, pidiendo a Dios que cuide mi cosecha de maíz que no tiene quien la cuide.  Y para que nadie me robe, rezo a Dios.
Entonces deduzco que quienes cuidan mi cosecha de maíz son los soldados de Dios.

5,6 y 7
Una vez cognitado en mi fe preservando uno de mis bienes, el color varía y se va oscureciendo.  El color rojo se convierte en café muy fuerte y una gama de otros oscuros lo acompañan.  De pronto la imagen del soldado me recuerda la presión que mi padre puso en mi mayor y éste nunca pudo levantar cabeza.  Entonces me viene la idea de que temo fracasar y al pensar en esto me recuerdo las dos veces que ha fracasado mi declaración  ante las denuncias de apropiación ilícita de tierras que yo y una veintena de socios de una asociación de campesinos que presido, afrontamos por parte de otra asociación campesino que pretende quitarnos nuestras tierras en las que llevamos asentados unos diez años, lo que incluso me sirvió para que el Estado me adjudique la propiedad de una hectárea de tierra. Sin embargo, no se puede desestimar una denuncia como ésta.  Por eso pienso que el abogado de la asociación que nos auspicia, de pronto, ha sido irresponsable con el manejo de mi causa y que debería buscar otros abogado porque no puedo confiar en un profesional que ha fallado dos veces.

8. 9, 10, 11 y 12
Al llegar a esta resolución los colores en mi mente comienzan a cambiar de nuevo y retornan al rojo pero más parecido al anaranjado, pero es rojo, no anaranjado. Y contemplando este color me doy cuenta que el mensaje de esta sesión, es una advertencia de que debo tener cuidado al manejar mis propiedades.
Pero más allá de esto, me percato que mi actuación de poca responsabilidad hasta este momento, ha respondido a un patrón mental.  Crecí viendo a mi madre soltando todo su poder a merced de la voluntad de mi padre.  Crecí viendo a mi padre no defendiendo sus propiedades.  Recuerdo que siendo niña, él heredó una porción de tierras y joyas de mi abuela.  Mi padre quien fue al sepelio de la abuela, escuchó malos comentarios de parte de sus hermanos y en represalia dejó todo botado.  Esto es, no reclamó su herencia y sus hermanos se repartieron ésta, como ellos quisieron.
Lamentablemente, esa no fue la única vez que vi a mi padre y a mi madre siendo poco responsables con sus propiedades.

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